Eduardo Álvarez
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Eduardo Álvarez, apodado el Gameu, en vida le dio nombre, en los años cincuenta, a una calle en La Pola, en la cuesta del caño.
Nacido en La Pola (año¿?), al menos sus últimos años los pasó en su pueblo, en compañía de Josefa, su mujer, en la calle que llevaba su nombre, desde el caño del Juzgado tirando a mano izquierda, cuando, una vez subida la cuesta, la calle llanea. Aproximadamente a la mitad del recorrido y a mano derecha viniendo del Juzgado, se encontraba o encuentra todavía, una casa con una pequeña terraza con barandilla a la que se accedía por una pequeña escalera . Al otro lado de la estrecha calle, sin asfaltar en los años cincuenta, había un pequeño muro y un desnivel en el que se encontraba una huerta con manzanos y perales que cuidaba el señor Manolo, el sereno, el cual también vivía al comienzo de la cuesta del caño, en donde se podía leer la placa dedicada a Eduardo Álvarez sobre la pared de la casa de una planta perteneciente a doña Ramoncita, o las Ramoncitas, como decíamos los chavales.
Los niños o guajes de esos años no asociábamos el nombre de la placa con el del hombre delgado, de pelo largo, que se pasaba horas y horas sentado detrás de la balaustrada verde de su casa mascando tabaco. Creo recordar que vestía traje de pana oscura y tal vez se acompañaba de una cacha, aunque jamás lo vi por el pueblo. Tenía fama o estaba rodeado de cierta aureola de poeta, personaje extraño a nuestros ojos y misterioso; esto hizo que en muchas ocasiones nos acercáramos a las inmediaciones de la casa con curiosidad, deteniéndonos delante de la huerta que había frente a su casa o en un solar aledaño en el que crecían lirios de un morado vivo y un olor intenso, flores que gustaban especialmente a Josefa y que ella misma cultivaba, según supe mucho más tarde.
El apodo de el Gameu le viene del libro titulado Aventuras de Gameu. Por mar y tierra, y subtitulado como Novela Histórica. Un ejemplar de dicha novela la firmó con dedicatoria de puño y letra en La Pola de Gordón en 1928 para la Biblioteca Provincial de León. Aún así, el libro pudo haber sido publicado en 1906, pues al firmar la presentación lo hace en Pola de Gordón a 3 de Noviembre del mencionado año; y si no fue publicado exactamente en esa fecha, al menos tenemos la certeza de que a comienzos del pasado siglo XX la obra ya había sido escrita. Fue impreso en la imprenta Gutenberg de F. Juárez de la calle Badillo, número 1, y en la primera página aparece el sello en forma de libro y tinta azul de la Encuadernación Presa (fundada en León en 1883), además de otros dos sellos de la Diputación de León, uno en tinta roja y otro ovalado y pequeño en tinta azul con el escudo de León.
Aunque el libro pretende ser histórico y, en cierto sentido, autobiográfico, no parece a la postre dejar de ser más que un recurso literario para aproximar al lector al verdadero objetivo de la obra expresado en las propias palabras del autor en la introducción: escribir y presentar con vivos colores la historia de un desheredado . El carácter didáctico de la obra está puesto de manifiesto cuando justifica los porqués de haberse lanzado a escribir la novela, fundamentando la razón principal en la espera de que aproveche el ejemplo cuando dice escribir no porque me quiera dar el nombre de escritor, sino para que sirva de norma para algunos y de desengaño para otros.
Según podemos leer, fundamenta la razón de la elaboración de esta novela en unas motivaciones personales arraigadas en la experiencia y en el deseo de encontrar cierta paz consigo mismo: Esta obra es hija de un carácter especial y un particular modo de ser… es una pesadilla que inunda mi ánimo, y no puedo menos que darla a la publicidad para tranquilidad de mi espíritu.
La acción inicial de las Aventuras de Gameu se localiza en las chozas de La Ben, nombre supuesto de un pueblo que bien podría haber sido Aralla, en tierras de Luna. La descripción de esta pequeña aldea formada de chozas o viviendas de un solo piso dividido en establo y tenada donde la familia comparte vivienda con el ganado ocupando un habitáculo que hace las veces de dormitorio y cocina, da paso a un detallado relato de las costumbres, tareas y labores de estos montañeses.
La vida de Eduardo Álvarez en La Pola fue muy discreta y casi retirada, pues no parece que se relacionara mucho con la gente ni se le veía frecuentar los bares. Hombre sobre el cual sabemos muy poco como persona y que, al no haber sido publicada de nuevo su obra recientemente, tampoco es conocido como escritor. No existen fondos de sus escritos ni en el Ayuntamiento, ni en la Biblioteca Municipal.
Otras obras de Eduardo Álvarez:
Jauja y sus fracasados o Gonzalín temerario
Un gran Sultán juzgado por la providencia
Los "Lumpen" proletarios.