El Lago Ausente

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Desde las instalaciones de la Estación Invernal de San Isidro, en el norte de León, está perfectamente señalizado el acceso al Lago Ausente, al pie de la peña Requejines (2046 m), al que se puede llegar a pié o en bicicleta de montaña para disfrutar de la belleza de la zona. Se trata de un lago de origen glaciar, de unos doscientos cincuenta metros de diametro, cuya panorámica ha sido reflejada por pintores, fotógrafos y amantes de la Naturaleza en general. Su eterno misterio ha dado lugar a leyendas lugareñas de gran ingenuidad, pero llenas de ese expresivo mensaje que se transmite desde la sencillez del pueblo llano.

Una de ellas es acerca de la historia de un poblado enclavado entre montañas en el que vivía una señora muy avara y egoísta. Los vecinos, hartos de soportar las manías de la anciana, se vieron obligados a abandonarlo dejándola alli sola a merced de la suerte de la montaña. Un día, una tormenta de nieve sorprendió a la anciana sin que le diese tiempo de huir, y quedando el pueblo sepultado en el fondo del valle. Dicen todavía las gentes de los alrededores que en las recias noches de invierno se pueden escuchar los llantos de la vieja que vivirá para siempre en las profundidades de las aguas del Lago Ausente.