Las xanas o janas en nuestras leyendas
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Pensando detenidamente sobre nuestra molinera y nuestra odalisca del castillo y la cueva de los Barrios de Gordón, encuentro que ambas no dejan de ser dos xanas que han protagonizado dos episodios mágicos en nuestra particular Historia.
Las xanas son unos seres mitológicos plenamente enraizados en la cultura astur, de la que formamos parte los leoneses. Os recuerdo la película El filandón, en la que aparece una de estas bellas historias.
Pues bien, una xana es un ser de las aguas y de las fuentes, con forma de hermosa mujer, de tez blanca, largos cabellos y poseedora de una dulce y fascinadora mirada que es víctima de un encantamiento y dueña de maravilosos tesoros.
Una definición como ésta se puede encontrar en cualquier manual sobre mitología leonesa o astur; ahora bien, lo significativo y curioso son las coincidencias que podemos encontrar con nuestras mujeres apresadas por encantamientos en las cuevas de Gordón, tan bellas y seductoras.
La hora de las xanas suele ser la del alba, cuando la noche pierde su oscuridad de noche y se rasga en ténues y lechosos reflejos blanquecinos que todo lo envuelven en la magia de las formas todavía borrosas de los árboles y las montañas. Su noche, casualmente, la de San Juán, y hay que añadir la costumbre que guardan de lavar la ropa a la luz de la luna.
Entre sus entretenimientos se cuentan el de tejer madejas de oro, bailar y peinar sus largos cabellos con peines, también, de oro macizo. A su vez, suelen aparecer rodeadas de gallinas y polluelos de oro y se dedican a proteger a los enamorados, a castigar a los amantes infieles, a seducir con diversas artimañas a los jóvenes y a ofrecer sus tesoros solamente a quienes las prefieran a ellas antes que a las riquezas que poseen. También suelen conceder deseos.
Las xanas pueden ser desencantadas, lo que ha de producirse en una noche de San Juán y según alguna de las siguientes maneras: 1.- Llegar a ellas tirando del hilo de oro de su madeja. 2.- Coger la gallina de oro o alguno de sus polluelos. 3.- Mediante conjuros. 4.- Tocándoles con una prenda de lino que haya estado antes en la iglesia.
Si nos fijamos bien, nuestras protagonistas participan de casi todas las condiciones de las xanas. La odalisca encantada guarda un tesoro en oro y piedras preciosas que va soltando en la fuente, tal y como si fuera devanando una madeja; la molinera, guarda un tesoro de pollos de oro con su gallina. Naturalmente, ambas viven al lado de un río, estando íntimamente unida su existencia a la del agua limpia de la montaña. Para liberarlas hacen falta los conjuros del amor; conseguir alguno de sus tesoros o izarlas con un hilo de lino.
¿Qué más podemos pedir para caer rendidos ante nuestras hermosísimas xanas sabiendo que una de ellas, además, fue protagonista del nacimiento del formidable reino de León?
¡Ay, noche mágica de luna llena del solsticio de verano!¡A ti nos debemos.
Texto: Julio González Alonso.